José Antonio Bejarano Calderón
la muerte le llenó el cuerpo
como a un cuenco vacío
pero en resquicios circunstanciales
la reconozco todavía entera
A Carmen Luz Bejarano
hoy la he conocido
carecen de párpados sus ojos
metrópolis nebulosas
de callejas exploradas,
derroteros infantiles,
ingrávidas pisadas
alborozando techumbres
y ramadales.
Algarada en la tierra
y en el fruto oleico de sus árboles
en sus olas pretinadas
en su única barcarola
Emblemática
Aracanto y penar
Junto al rumor marino
su niñez envejece
le crece el tiempo
tiempo lacerante en los ojos
y le crecen los párpados
de muerte.
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